| Ashram 16th November 2025 |


That night, I called the driver who had come to pick up Bhola and told him, “Take Bhola back to the same place where he had come from. Maybe he’ll find his family again.”  

But somewhere deep inside, my heart refused to agree. Still, I convinced myself and told him to leave Bhola there. The man took him from the NGO and left for Shivpuri. Inside, my heart was weeping for Bhola. I was missing him. My mind kept asking, “What have you done? This is a sin.” But I kept brushing that thought aside.  


I returned to Kangra. Then, the driver called me and said, “Babaji, I tried to drop him off, but he wouldn’t get down. He keeps crying, pulling on my clothes. His eyes are full of tears! I can’t leave him behind. Please, Babaji, stop me from leaving him.”  

My heart shattered into pieces. I cursed myself, wondering what kind of awful thing I had done. I told the driver, “Can you bring him here to Himachal instead?” He asked, “To Himachal? That far, just for one child?”  

“Yes,” I said. “Bring him here. Leave him with me.”  


The driver agreed. That very night he set off, and by morning, Bhola was with me again. What a beautiful moment that was—when that child came running to me, clinging as though he had been waiting forever. And that was the truth. Such was his love—he had come all that way. I held him tightly, and he wouldn’t let go. Even as I write this, I can still recall that moment vividly. But no one knew what was about to come next.  


Thinking I would soon take Bhola to Dharamkot, I kept him in my room. He was so lovely—what can I say? At night, he would sleep beside my bed. As soon as I woke, he would run and follow me everywhere. Watching his little antics filled me with affection for him. Bhola stayed perfectly fine for about three days. But after that, he stopped eating.  

When he refused food the next day too, I took him to the hospital and told the doctor everything. They gave him medicine, but the following day his condition worsened. He began vomiting everywhere, his head shook, and he had seizures. I was terrified—broken. What had happened to my child?  

I rushed him back to the hospital. After tests, the doctors said Bhola would not recover. He was caught in a fatal illness. I was devastated. I couldn’t bear to hear those words. Bhola, lying in my lap, let me care for him completely—I cleaned him myself, gave him love, knowing his time was short. He didn’t want to leave me. It felt as though he had come only for this—to receive and offer love, to repay some karmic debt from a past life.  


Doctors would come to give him drips. One of them suggested admitting him to the hospital, since he couldn’t be treated properly at home. With a heavy heart, I agreed. They assured me he’d be kept on drips so he wouldn’t suffer. But the next day, my Bhola left me and went to the feet of God.  

I couldn’t stop crying. How could this happen? What divine play was this? After returning from Rishikesh, Bhola had stayed with me for just one week. And look at the timing—it was the first Monday of Sawan. Exactly one month earlier, on the same date, he had come to me. Our time together lasted only a month. But what Bhola left me with—you will soon read ahead.  

He came only to give. My child… ????  

(To be continued.)  

"Ashram"

Esa noche, llamé al conductor que había ido a recoger a Bhola y le dije que lo llevará de vuelta al mismo lugar donde lo encontramos. Quizás así encontraría a su familia. Pero en el fondo, me negaba a aceptarlo. Me convencí de dejarlo allí. El chico lo recogió de la ONG y regresó a Shivpuri. Mi corazón lloraba al recordar a Bhola. Lo extrañaba. Mi mente me decía: "¿Qué has hecho? Esto es un pecado". Pero negué lo que mi corazón me decía.

Llegué a Kangra. Recibí una llamada del conductor: "Babaji, intenté dejarlo, pero no se baja. Llora mucho, incluso empezó a tirar de mi ropa. ¡Tiene lágrimas en los ojos! ¡No puedo dejarlo! Deténme, no lo dejes aquí, Babaji". Sentí el corazón destrozado y me maldije, pensando: "¿Qué pecado he cometido? ¿Y por qué hiciste eso?". Le pregunté al conductor: "¿Puedes traerlo hasta aquí, en Himachal?". Dijo: "¿En el Himachal? ¿Un viaje en coche tan lejos para un cachorro?". Le dije: "¡Sí, tráelo en el coche! ¡Déjalo conmigo!".

El conductor aceptó y se comenzó el viaje esa misma noche. Bhola estaba conmigo a la mañana siguiente. ¡Qué momento tan hermoso fue cuando llegó! Me saludó como si hubiera esperado este momento una eternidad. Y era cierto. Fue el amor de ese niño lo que lo trajo tan lejos. ¡Lo abracé! No me soltaba. ¡Todavía recuerdo ese momento mientras escribo esto! Pero nadie sabía lo que iba a pasar después.

Dejé a Bhola en mi habitación, pensando que lo llevaría a Dharamkot en un par de días. Bhola era tan adorable que no puedo ni describirlo. Dormía junto a mi cama por la noche. ¡En cuanto me despertaba, venía corriendo detrás de mí! Veía todas sus travesuras, lo quería muchísimo. Bhola se portaba de maravilla conmigo. Pero después del tercer día, dejó de comer. Cuando al día siguiente seguía sin comer, lo llevé al hospital. Les conté sobre su enfermedad, toda la historia. ¡Le dieron medicina a Bhola! Pero al día siguiente, su salud empeoró significativamente. Empezó a vomitar por todas partes. Su cabeza comenzó a temblar y tuvo convulsiones. Al ver esto, me aterroricé y me entristecí profundamente. ¿Qué le había pasado a mi hijo? Lo llevé de nuevo al hospital. El médico lo examinó y le hizo pruebas. Entonces descubrí que Bhola no se recuperaría. ¡Había contraído una enfermedad mortal! Estaba destrozado. No podía soportar oírlo. Bhola se recostó en mi regazo y recibió muchísimos cuidados. Lo limpié con mis manos. Lo colmé de amor porque sabía que le quedaba poco tiempo. ¡No quería separarse de mí! Bhola solo había venido para que lo cuidara. Era una especie de pago por su vida pasada que yo tenía que hacer.

Los médicos venían y le ponían suero. Luego, un de los médicos dijo que debía dejarlo en el hospital, ya que era difícil tratarlo en casa. Con el corazón destrozado, tuve que aceptar seguir esta opción para Bhola. El doctor me aseguró que lo mantendrían con suero para que no tuviera ningún problema. Pero mi Bhola me dejó al día siguiente y se fue con Dios. No podía parar de llorar. ¿Cómo pudo suceder esto? ¡Qué milagro de Dios! Después de venir de Rishikesh, ¡solo estuvo conmigo una semana! Y mira qué día. Era el primer lunes de Savan. ¡Y justo hacia un mes, en la misma fecha, vino a nosotros! Esta es su historia, ¡su estancia fue de solo un mes! Pero leerás más adelante la historia de Bhola, la historia que me dejo. Él solo vino a dar. Mi hijo ????… ¡Continuará!